La vida de un fiel siervo de nuestro Señor Jesucristo busca emular los ejemplos que él predicaba con sus enseñanzas de lado a lado y es por esta importante razón que los sacerdotes no pueden quedarse fijos por demasiado tiempo en un solo lugar.

Sin embargo, la llegada de un padre desconocido que al principio se sentía como “gallina en corral ajeno”, con el transcurso de los años y sus enseñanzas ganaría el amor y respeto de los feligreses de San Miguel de Allende en la Parroquia de San Antonio de Padua durante una década.

Más estos 10 años resultaron en actividad eufórica e inspirada por la divinidad del padre de todos en donde durante el difícil período de pandemia en el que la salud física y espiritual de las personas se vio afectada, él optó en vez del encierro, con sacar al Santísimo del altar y a la Virgen  y llevarlos a recorrer de manera itinerante muchos lugares de los alrededores despertando así la esperanza de los fieles y renovando su inacabable fé con tan alegre vista y el rezo del rosario.  

La fé no debe de quedarse encerrada en un santuario, sino formar parte del día a día de la gente para mostrar que Dios en su omnipotencia está aquí y está presente en todo momento.

Tras tales actos, el Padre Toño comprobó que los San Miguelenses tienen un gran hambre y sed de la presencia de Dios en sus vidas  y vaya que manifestó esto de distintas maneras al mostrar su gran apoyo por la comunidad.  

Siempre recordaremos todas las iniciativas tan innovadoras y alegres del nuestro querido Padre Toño que rompía la solemnidad que no va tan de acuerdo con una ciudad divertida pero devota como San Miguel.

Sin duda Celaya será muy afortunada de contar con el Padre Toño como nuevo párroco quien sin dudar, seguirá con su cruzada por la fé en la vida de las personas de manera fresca y original como hizo en el desfile de Los Locos, de los coches antiguos, de las estrellas y un sinnúmero de actividades que representan a la comunidad de la Parroquia de San Antonio. 

Su legado que no olvidaremos fue y será el ir detrás de Jesús en su camino de humildad y de servir a sus demás hermanos con el agradecimiento y la bendición de cada uno de los sanmiguelenses a los que se sintieron guiados espiritualmente con una persona tan iluminada. 

¡Gracias por todo padre Toño!