Por la sangre de María del Carmen Félix corre el talento y es que con esa genealogía, difícil era que la actuación no le fuera un poderoso llamado como motivo de vida.
Es en la XXVI edición del GIFF que tuvimos la oportunidad de platicar con la intérprete puesto que “Antes que lleguen los Zopilotes” largometraje que protagonizó resultó selección oficial del tan afamado festival.
La cinta rodada en una sola locación y en blanco y negro, es una especie de homenaje al realismo mágico que nos remite a la espectral obra de Juan Rulfo, “Pedro Páramo” “Llano en Llamas”.
Situada en una sola locación, el personaje de Féliz es una valiente pescadora cuyo más grande anhelo es aventurarse en su embarcación “Remedios” para pescar simbólicos tesoros. Acompañada de un hombre que perece por la provocación de nuestra protagonista La Tuza, una serie de eventos inesperados se desenvuelven para darnos como resultado la inusitada unión con la viuda del difunto, su opuesto complementario.
Para la actriz Los Zopilotes es una cita cuyo diálogo representó un deleite al aludir a la antigua forma de hablar de los habitantes de la Sierra de México y en comunidades indígenas sin llegar al lenguaje nativo y profesando un claro no miedo al silencio. La misma Tuza no para de soltar soliloquios para su propia reflexión o para el deleite de La Remedios pues la barca, claro está, es un personaje por sí misma.
No solamente se navega por una falsa agua en escena (estilo Dogville al simular locaciones y escenografías que realmente no se encuentran ahí) sino por la psicología del personaje y todos estos cuestionamientos que se hacen sobre si el vaho del lago está lentamente apoderándose de sus corazones.
María del Carmen no se dejó asustar por los retos tan complejos de la producción sino se envolvió por la riqueza del guión y los momentos catárticos de los personajes cuya Odisea pluvial es un autodescubrimiento a las aguas profundas de la condición humana.
Hay que hundirse para poder sumergir con fuerza…