Por Pamela Fink
I see your true colors
that’s why I love you
Dice la gran canción ochentera de Cyndi Lauper que habla sobre cómo en un mundo gris alguien que muestra su auténtico ser o sus “colores verdaderos” es capaz de iluminar la oscuridad y refulgir como si fuese un arcoiris.
Un sentimiento parecido es el que embargó al pintor Filippo Giusti quien harto de la estética convencional de los retratos clásico se aventuró a ir más allá con algo que él llama el “Esencialismo”.
Más allá de tratarse de una corriente pictórica, esta propuesta presenta una nueva manera de mirar a la persona; ahondar más profundo en la esencia del ser y dejar atrás las apariencias y en un ejercicio de imaginación, advertir los colores del interior de este ser.
Para llegar a conocer más al sujeto de su retrato y sus colores verdaderos, Filippo gusta de tener una entrevista con la persona así como conocer algunas de sus predilecciones tanto en libros como en música. Es entonces que él se pone a leer esos libros y escuchar esas canciones como fuente de inspiración empática que pronto traducirá en sus retratos que en pedazos pierden su realismo y muestran la tonalidad del interior del sujeto.
Sorprende al ver la maestría detrás de los cuadros el enterarse que el pintor italiano jamás pasó por las aulas de una escuela de pintura sino que sus orígenes yacieron en la actuación y la fotografía mismas que le permitieron desarrollar su nuevo arte con maestría. De la actuación aprendió a mirarse más vulnerablemente y de la fotografía cosas básicas como teoría del color y composición.
Fue ya cuando decidió emprender la pintura que se ilustró con múltiples videos de plataforma como YouTube y fotos tanto de Instagram como de Google Art & Culture que es un banco de imágenes de las más grandes pinturas en alta calidad lo que le permitió poder hacer zoom in en las imágenes y darse cuenta de sutilezas como la manera en que Rembrandt logra unas tonalidades amarillentas usando el gris como base.
Gracias a esta formación autodidacta obsesiva, Filippo adquirió gran técnica pero no sería hasta en pandemia tras muchos momentos de introspección que él adquiriría lo que ahora se conoce como esencialismo.
Una vez llegado a San Miguel y específicamente a Fábrica La Aurora, fue que él descubrió una gran cantidad de pintores en la antigua fábrica y tras cuestionarlos, llegase a la conclusión de que efectivamente, se puede vivir del arte. Ahí tuvo la fortuna de trabajar para un artista mientras él elaboraba su primera pintura y a partir de ahí fue ya todo historia.
Contando con gran éxito y aceptación, ahora Filippo cuenta con su propia galería dentro de La Aurora y continúa generando impactantes retratos que contrastan el realismo con el surrealismo del color interno siendo uno de los favoritos de la comunidad de San Miguel.
Vale la pena mencionar una de las experiencias más satisfactorias que ha tenido y el primer mural que realizó fue el de “Sofía” en el que comisionado por la embajada Italiana realizó un mural de 7 metros en colaboración con la fundación Doctor Sonrisas cuya loable misión es la de cumplir los sueños de niños con enfermedades avanzadas.
Uno de esos sueños de los niños era el de ser artista por lo que eligiendo a la pequeña Sofía de 6 años para retratarla, Filippo se encargó de pintar las partes realistas mientras que muchos de los pequeños de la fundación fueron los comisionados para pintar los colores de Sofía logrando así una bella fusión entre la visión colorida de los niños y el artista mostrando así que cada trazo generado desde un sitio empático e imaginativo es un trazo que puede pintar el mundo.
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