Una lluvia de fuego cayendo por la noche de San Miguel mientras bravíos locales esquivan estas furtivas saetas es un espectáculo para recordar que pareciera arrancado de las mismas páginas de la Biblia.

Para alguien que no esté familiarizado con lo que es “La Alborada”, ésta puede resultar una experiencia altamente impresionante. Esta pirómana fiesta en honor a nuestro Santo Patrono, el Arcángel San Miguel es como nuestra Navidad. 

La celebración con casi 500 años ininterrumpidos de antigüedad (a excepción de 2020 que no se celebró por la pandemia) comenzará esta noche siendo amenizada por música de mariachis. Los espectadores se reunirán para presenciar miles de fuegos pirotécnicos hasta altas horas de la madrugada. 

La temerosa danza de fuego tiene lugar como una representación entre la lucha dicotómica de todo ser humano; es decir, entre la luz y la oscuridad de nuestras almas y entre el bien y el mal cada uno representado por el Arcángel San Miguel como enviado de Dios y como campeón de la oscuridad, el príncipe de las Tinieblas, Lucifer. 

Esta batalla campal tiene pie durante una hora en la que ambos bandos se enfrentan de manera teatral. Los intérpretes provienen de las colonias del Valle del Maíz, La Aurora y la Estación y portan con ellos enormes estrellas fabricadas muchas de ellas por Don Emigdio Ledesma quien décadas lleva ya en esta fehaciente labor y arte en cartonería.

Cientos de personas se dan cita en el Jardín Principal para animar a su bando predilecto hasta las 5 de la mañana noche que se da por concluida cuando tocan “La Mañanitas” en honor al Arcángel.

Al día siguiente, sucede la tradicional “Entrada de los Xúchiles” en donde el ritmo de las danzas autóctonas de todo México contagian con su frenesí a miles a moverse en sintonía con esa divertida música como ofrenda a nuestro santo patrono. De igual manera para el Domingo por la mañana, los danzantes vuelven a lo suyo saliendo del Cardo (aunque en esta ocasión ya sin los Xúchiles) hasta llegar al Jardín. 

Todo se dará por concluido el Domingo en la tarde con la divina procesión de la imagen de San Miguel Arcángel en un recorrido a través de las calles de la ciudad y de templos como el de las Monjas, el Oratorio y San Francisco para finalmente concluir con el regreso a su parroquia.