Tras un inspirador viaje a Florencia, el sitio que desborda arte en cada esquina, la pintura de Adriana Urquiza evolucionó al elevarse su técnica de dibujo tanto de objetos como de cuerpos desnuedos mismo que le permitió el poder tener finos trazos así como las bases para experimentar con otras técnicas como la sagrada encáustica. 

Proveniente de la antigüedad y utilizada tanto por griegos como por egipcios, esta es una técnica que se había perdido con el paso del tiempo pero que poco a poco está realizando su gran retorno. 

Lo que llama la atención de ella en la aplicación de las creaciones de Urquiza es el rico nivel de movimiento que posee así como la increíble durabilidad que maneja. Años y años pueden pasar para que esta pintura se deteriore en causa mayormente debido a la utilización de la resina de Dammar y sus propiedades. 

La encáustica consiste en usar base de cera de abeja, resina de Dammar y pigmentos de diversos colores aplicados sobre madera además de que todo es en caliente y se va generando capa por capa a la que se le va dando color y se deja secar para repetir el proceso por lo que es un método que requiere de alta habilidad además de paciencia.

Es mediante este proceso que Adriana crea paisajes otoñales de ensoñación así como retrata a su animal predilecto: el gallo. Este animal además de representar abundancia y sabiduría para ella, le parece uno de los más bellos para retratar tanto en pintura como en escultura dada su grácil pero feroz porte además del juego de colores de su plumaje y cresta. 

Para la artista el vivir en San Miguel representa vivir en la ciudad más artística de todo México pues no conoce ningún sitio que se le compare. Además de tener paisaje sacados de novelas de fantasía y de poseer una exquisita colorimetría de tonalidades ocres, en San Miguel abundan los artistas y galerías por doquier lo que lo hacen ser un sitio pululante de arte y de inspiración en el que sin duda Adriana seguirá inspirándose para crear piezas que nos deleiten. 

La artista considera que el arte de pintar llegó para quedarse y que a pesar de avances tecnológicos y de redes sociales, jamás lograrán evocar lo que transmite una pintura.