Emociones volando en GLOBO

Publicado

marzo 28, 2023

Por Myrna Camacho

Todo tipo de emociones se agolparon en nuestro pecho al volar en globo. Nunca será igual para todos. Pero te podemos dar una idea si es tu primera aventura viajando en globo.

Esa sensación en la boca del estómago de que algo nuevo y desconocido nos espera. Es probablemente la primera sensación que nos producirá el viaje en globo. Aún antes de subir, incluso mientras vamos de camino hacia el punto de reunión. Es una sensación de expectativa absolutamente normal pues nos dirigimos a realizar una actividad de la que apenas sabemos nada. Esa sensación que muchos calificarán de nervios ante lo desconocido y nosotros hemos bautizado “el sabor de la aventura”.

Al entrar a la canasta (barquilla o cesta) construida de mimbre y madera con una estructura metálica en su interior, aún en tierra, piensas: ¿vértigo, presión, náuseas? Ninguna de esas sensaciones nos esperan en un globo. El desplazamiento vertical muy lento impedirá que suframos cualquier sensación desagradable durante el vuelo, a pesar de elevarnos a 2,860 pies como en nuestro caso.

Otra pregunta que teníamos, ¿Tendremos frío? Puesto que Globo San Miguel cita a las 5:30am en Hotel Rosewood y nos comentaron que la razón es que a esta hora de la mañana son vientos superficiales tranquilos, corrientes de aire estables y temperaturas frescas. La temperatura en el globo será casi la misma que en tierra, además que los quemadores nos protegen del frío ya que generan calor.

Lo primero que notamos nada más al despegar es la estabilidad de la barquilla del globo. La borda es bastante alta lo que aunado al suave movimiento y las indicaciones del piloto y la tripulación nos transmiten una gran sensación de seguridad. Los pequeños miedos y las inseguridades se quedarán olvidados en tierra mientras disfrutamos del viaje con expertos de más de 25 años de experiencia.

El globo se mueve a la misma velocidad y en la misma dirección que el viento. Por lo tanto en la barquilla del globo no sentiremos la brisa en el pelo o el viento en la cara ya que vamos dentro de la masa de aire, nos desplazamos a la vez que ella. Suavemente, tal y como haría una semilla de diente de león, flotamos con el viento.

Viajar en globo no es una experiencia de adrenalina, si no todo lo contrario. Entre las emociones volando en globo experimentamos paz, tranquilidad, relax. Nuestros músculos se relajan, nuestra mente se tranquiliza. Nos sentimos cómodos. Las sensaciones son de bienestar. Desde arriba todos los problemas se ven pequeños y quedan muy lejos.

En la mayoría de los vuelos viajas con desconocidos. No obstante, al compartir durante el viaje el espacio con ellos y vivir las mismas emociones, inmediatamente se establecerá una buena relación entre todos.

Volar en globo por primera vez. Fue disfrutar de los paisajes que ofrece San Miguel de Allende. Ver el amanecer desde la barquilla o superar una capa de nubes. A intervalos regulares escuchamos el rugido inconfundible de los quemadores, pero al mismo tiempo el trinar de los pájaros. Sorprender a los perros y llevarte una sonrisa de las personas desde nuestro mirador entre las nubes. Y compartir esas experiencias con nuestros seres queridos, familiares o amigos. Sin duda tuvimos las emociones a flor de piel. Todos nuestros sentidos están alerta ante esta nueva experiencia.

Después de volar por alrededor de una hora, llega el aterrizaje y vuelven los nervios. Cuando aterrizamos con el globo, que no tiene ni ruedas ni tren de aterrizaje, la cesta, al posarse en el terreno, absorbe los pequeños impactos que supone el propio aterrizaje y sentimos la satisfacción, ¡de un sueño cumplido!