A las afueras de San Miguel, en la carretera rumbo a Querétaro podrás encontrar el más encantador de todos los ranchitos que desde que llegas te preguntarás cómo es que no sabías de la existencia de tan pintoresco sitio.
El lugar que se ha transformado en un proyecto familiar ofrece un restaurante en donde literalmente te sirven ingredientes ahí mismo cosechados como son todas las hortalizas de su huerto y los huevos de sus gallinas de donde al recordar todo lo que comimos ahí no podemos dejar de regocijarnos.
Para la hora del desayuno probamos unos riquísimos chilaquiles panzones acompañados de un dulce café de olla y notamos las enchiladas esquinera rellenas de suadero y para el paladar más dulce es innegable el poder del pan francés con rebanadas de fresa, higos y mora azul que se cae de bueno.
Por si esta riquísima tradicional comida mexicana fuera poco, el descuento del 2×1 que tienen los días Miércoles, jueves y viernes en coctelería seleccionada ayudan a que se asiente el estómago y que te la pases aún más rico.
Ahora bien, qué sería de un ranchito que se respete sin sus caballerizas y Las Lajas cumple con creces en este aspecto pues ofrece equinoterapia, cabalgatas, clases de equitación y hasta constelaciones con sus nobles cuacos.
Y es de comprender que pasándola tan a gusto como en Las Lajas no dan ganas de irse por lo que fácilmente te puedes quedar en una de sus cálidas cabañitas que están resguardadas por la imponente escultura de un valiente toro.
El tesoro campestre ofrece un estilo rústico a dondequiera que dirijas la mirada y se ha convertido en el favorito de todos los viajeros entre Querétaro y San Miguel que quieren darse un descansito de la ajetreada vida de Ciudad de Querétaro y de la efervescente escena artística de San Miguel.