Por Pamela Fink

El conjuro:
El corazón es un pivote, cangrejo en un mar de emociones orquestadas por la luna. Araña de tierra y agua, tejiendo sueños con hilos de arena y nube, raíz y sal. Bordando de espuma el cielo y de flores su caudal, mi mundo en un pañuelo desbordado en la inmensidad.

Reza así el poema acompañado de la nueva creación textil de Paloma Domínguez titulada “El Mundo es un Pañuelo” frase que suele referirse a lo fútil que es la experiencia humana pero que en este caso se redimensiona y adapta posibilidades infinitas que nos entrelaza a todos por un hilo invisible. 

Y este mismo hilo del destino fue el que entretejió el caudal de la vida de Paloma con San Miguel. Fue al llegar como una desconocida que decidió entregar literalmente su corazón pulsante a nuestro bello hogar al pegar en las puertas de todo nuestro pueblo corazones bordados a mano y este hecho poético fue el que irónicamente le abrió las puertas. 

Es así que una vez ya establecida, esta habilidosa tejedora se dedicó a contar historias a través del tejido usando múltiples técnicas y fusionando distintas disciplinas artísticas incluso de rincones ya casi olvidados y todo en función de la historia. 

Es la historia la que comanda sus piezas y es a favor de lo que la imagen quiere transmitir que todo lo demás surge. La historia comanda el tipo de bordado que ha de hacerse y el tipo de material que le acompañará. 

Un ejemplo de ello podría ser ilustrado con “Cascarón de azúcar” que a simple vista representa una figura angelical rompiendo la capa de su cascarón para emprender su vuelo al más puro estilo de la Venus de Botticelli. 

Para esta pieza, Paloma utilizó ensamblaje, bordado a mano y en encaje de aguja con los materiales algodón, seda y arcilla que resultan apropiados al querer retratar esa fragilidad del cascarón y la valentía que se necesita para emerger de él. 

Pues como decía Herman Hesse en su obra Damian, “el polluelo que no rompa el cascarón, morirá sin haber nacido”, algo así sucede con las obras de la artista que en el momento en que ella decide que ya están contando la historia es en ese instante, el segundo en el que ella les ayuda a nacer ante el mundo y la mirada de San Miguel.