LA MORADA o La Casona que te cautiva por su interior

por Pamela Fink

Hospedarse dentro de La Morada se siente como imagino que aquellos entrañables personajes de novelas históricas de Isabel Allende se sentían. Protagonistas fuertes con casonas que se adecuaran a su personalidad en donde el mismo hogar jugaba una parte vital de la historia.

Paredes que susurran secretos, amplios patios, numerosos arcos y techos altísimos forman parte de este suntuoso recinto ubicado en el corazón del Centro Histórico de San Miguel de Allende a tan solo unos pasos del Jardín y la imponente Parroquia. 

Sumergirte dentro de sus tinas para después contemplar el prístino techo y olvidarte que vives en la abrumadora época actual se convirtió en mi actividad favorita. El celular en modo avión y la mente en modo creador me inspiró a escribir varias elocuentes líneas. Y es que con los murales que yacen en La Morada, difícil empresa resulta no exaltar tu espíritu creador. 

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Tras el relajante baño con sales y previo a despedir tan agradable estancia, recomendamos complementar la experiencia de wellness con una merecida expedición vinícola al Viñedo San Lucas o la que es considerada la primera vinícola de San Miguel, Cuna de Tierra en donde probarás los mejores vinos locales. 

Las líneas entre una casona, un museo y un hotel son muy tenues y confusas en La Morada que con una alianza con la galería Punto Actual se encuentra en perenne movimiento por apoyar esta coyuntura entre el mundo de la hospitalidad y el quehacer artístico contemporáneo.

Es así que este jueves se llevará a cabo una subasta con piezas de la galería previamente mencionada en donde en una reñida puja, se competirá por ver quién será la persona acreedora a estas codiciadas piezas; y no sólo eso, sino que al mismo tiempo parte de lo recaudado será donado para ayudar al Banco de Alimentos de San Miguel de Allende.

Así es que si el amor por el arte y el intrínseco anhelo de respirar aires tranquilos y cargados de historia habita dentro de tus entrañas, no puedes perderte de la experiencia de una apacible noche en La Morada. 

¿Quién da más?

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