Cientos de feligreses se reunirán para danzar y celebrar en honor a la imagen de El Señor de la Conquista, crucifijo que posee una historia tanto sangrienta como milagrosa y que conmemora la imagen de Cristo como también es el caso de El Señor de Chalma, el Señor de Burgos o el Señor de las Esquipulas.
Resulta ser que allá del año 1575 dos frailes salieron acompañados de soldados para una misión evangelizadora de indígenas pero fueron emboscados por los chichimecas en camino a su objetivo cuando estaban pasando por un “portezuelo” hoy llamado de Calderón) en un arroyo muy pedregoso en donde resultaron asesinados despiadadamente.
Se dice que los frailes abrazaron y empaparon en su sangre a sus Cristos hechos de caña de maíz de Pátzcuaro dándoles así propiedades milagrosas. Pocos soldados lograron salvar la vida y trajeron con ellos los crucifijos que fueron destinados uno en la Parroquia de San Miguel y otro en la Villa de San Felipe.
Fue la ferviente devoción de los frailes Francisco Doncel y Pedro de Burgos y el sacrificio de sus vidas los que dicen confirieron milagrosos poderes a los Cristos y es así que a día de hoy se celebra cada primer viernes de marzo el Día del Señor de la Conquista.
Ya para las primeras horas del viernes el color de los danzantes emplumados invade las calles de San Miguel quienes no cesan de bailar durante horas en un ritmo hipnótico con su Danza de los Concheros.
Esta tradición entre lo Prehispánico y lo católico es claramente representativa del espíritu dual del mexicano y ya con el transcurso de las horas se celebra una solemne misa en honor a los 450 años de la imagen religiosa y del impactante Cristo de tamaño real que muestra.
El aroma del copal, la devoción de los feligreses y el movimiento extenuante de los penachos son sin duda un espectáculo que vale mucho la pena ver y vivir y ¿Por qué no? Pedir un milagro en el proceso con sus más de mil participantes.
