Crónicas y Leyendas 01. El Callejón de Los Chiquitos

Gracias a Brenda Araiza

Las leyendas de San Miguel forman parte de nuestras tierras y el folklore de su gente y muchas se han ido transmitiendo en tradición oral de generación en generación así como en el libro compilatorio “Tradiciones y Leyendas de San Miguel” por el Lic. Levino Zavala.

leyendas san miguel

Con esta compilación de información es que nuestra amiga Brenda Araiza inaugura esta nueva sección en donde narraremos algunos de estos relatos que siguen haciendo mella en el colectivo de nuestro pueblo.

Iniciaremos con la historia de El Callejón de Los Chiquitos ubicado a tan solo dos cuadras de El Jardín Principal y en donde dicen después de la medianoche inusuales seres de unos 15 centímetros similares a traviesos duendes de aparecen para hacer travesuras a todo aquel despistado que se cruce sin saber de su leyenda.

Ya sea agujetas amarradas para que los caminantes caigan, risas ligeras que ponen los pelos de punta o simplemente el imitar sonidos de animales amenazantes forman parte del repertorio de estos pequeños traviesos.

Se dice que vecinos de la zona cuentan cómo son asustados tras volver a sus casas a altas horas de la noche escuchan ladridos de feroces perros que quieren atacarlos y cómo ellos corren despavoridos a sus casas y que al intentar abrir sus cerraduras voltean para descubrir que no hay ningún perro y que los ladridos son reemplazados por estruendosas risotadas infantiles.

En el mismo Preescolar donde Brenda estudió en ese callejón, la Directora advertía a sus pequeños alumnitos el no prestar atención a estos seres que también levitaban y que si los invitaban a jugar con ellos que declinaran la invitación.

Pero los niños no hacían caso y subían a un árbol a jugar con ellos para después acabar llorando.

Estos traviesos duendecitos tuvieron su origen hace ya muchos años cuando una famosa partera vivía y trabajaba ahí y se dice que son las almas de los bebés que no pudieron nacer y que por lo tanto no fueron bautizados los que ahí se encuentran haciendo de las suyas.

También es conocido cómo los vecinos siempre están perdiendo sus posesiones o cómo pequeños accidentes pasan en sus casas como objetos que se caen de la nada. Para apaciguar a estos pilluelos han recurrido a dejarles dulces así como juguetes para finalmente poder calmarlos.

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GLORIA RODRÍGUEZ NAVARRETE

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