by Fer + Pablo
Quiero que brote el verso y suene el son, como dándole paso a la utopía, de que es posible un mundo todavía, en el que se le oponga la locura, lo mejor de nosotros que aun fulgura, les traigo tradición; traigo poesía y sones de la tierra y zapateo. Prosperidad, palomas y alegría de todo corazón yo les deseo”. Guillermo Velázquez y los Leones de la Sierra de Xichú
Y después de estas palabras y dos años de pandemia, la fiesta a la Santa Cruz renació con más fervor que nunca, acompañada de un homenaje por el reciente fallecimiento del Dr. Polo Estrada (principal promotor de la celebración del Valle del Maíz).
Una de las tradiciones más difundidas y queridas de nuestra ciudad. La celebración a la Santa Cruz del Valle del Maíz se lleva a cabo durante todo el mes de mayo; concluyendo el último fin de semana entre danzas, fuegos artificiales, misas y toda clase de eventos culturales.
Comenzamos con un concierto de los Leones de la Sierra de Xichú; un huapango tradicional de la sierra guanajuatense. La presentación más allá de ser un concierto, tiene la intención de rendir gratitud y respeto a la Santa Cruz, que entre rimas y buenos ritmos marcaron la entrada de la cera al templo construido en su honor en el corazón del Valle del Maíz.
Llegó nuevamente la ultima hora de la tarde y se acercó el ensaye real, un enorme desfile tributo al Santo Madero; acompañado de danzas, musica de viento, locos y mojigangas, donde los devotos recorrieron las calles, visitando a la Santa Cruz del Valle y la Santa Cruz del Palo Cuarto, hechas de piedra y colocadas sobre la salida real a Querétaro.
En su recorrido también visitaron pequeños altares colocados a las cruces de devoción particular, exhibidos en las puertas y ventanas de las casas de los fieles.
La fe, es la pieza clave para comprender lo emotivo de este suceso, las horas pasan y conforme la fiesta avanza es imposible no preguntarse ¿cómo será la organización del ensaye?
Llegó el sábado y las actividades fueron muchas. Iniciamos el día con una alborada; tradición tan emblemática de nuestro San Miguel que no podía faltar. Desde las 4 de la madrugada con la recolección de la pólvora, hasta la repartición de tamales y atole. La música no se detuvo, y así se dió inicio a uno de los días más importantes de la fiesta.
En el transcurso del mismo, se presentaron danzas y grupos musicales, una representación callejera de las guerras chichimecas y al caer la noche un castillo pirotécnico.
El ruido de la pólvora anunció el comienzo de una nueva alborada, el último día comenzó. Después de las velaciones al Santo Madero, llevadas a cabo en el templo, los vecinos se prepararon para el desfile que por unas horas paralizó toda la ciudad.
Durante más de dos horas las calles del centro fueron inundadas de colores, música y bailables, que acompañaron a la Santa Cruz en su recorrido final. Las mojigangas del Dr. Estrada encabezaron el cortejo, seguidas de danzas de apaches, cuadros alegóricos, las danzas invitadas, locos y chinelos con sus coloridos trajes alegraron el domingo.
Un cuadro muy interesante da fin al mismo, las marotas; hombres disfrazados de mujeres que divirtieron a los espectadores.
Su fe es la que los mueve y así culminaron su paso por el centro histórico de San Miguel.
Al regresar al valle, fue la presentación de las danzas en la explanada del atrio, el palo encebado y la presentación magistral del coloquio “El tesoro escondido” y así, finaliza esta hermosa tradición, la segunda mas larga e importante de San Miguel.